¿A quién no le gustaría perderse por esas calles estrechas de la Ciudad Imperial? Por su ubicación geográfica en el centro de la Península, Toledo supone una buena alternativa para pasar unos días de ensueño en un paisaje mágico lleno de historia.

Los inicios se remontan a la Edad de Bronce pero fue a partir del año 193 a.C, con la conquista romana, cuando podemos observar gran parte de las construcciones que hacen de esta ciudad un lugar con mucho encanto. Dicen que es la segunda Roma. Caminantes, el verdadero camino se hace al andar por Toledo, cuna de grandes artistas, inspiración de otros tantos y sede de los Reyes Católicos.

El río Tajo baña y rodea este fuerte amurallado que comenzó a crecer en extensión con sus casas y negocios fuera de las murallas tras la Guerra Civil.

Pero con tanto que tenemos que ver en esta ciudad, será mejor que hagamos un recorrido histórico detallado por los monumentos que nos dejaron los protagonistas de otras épocas. De la etapa romana (s I d.C)  todavía se conservan ruinas como las de un circo romano en la Vega Baja o las bases del acueducto.

De la conquista musulmana, todavía quedan vestigios importantes como la Mezquita del Cristo de la Luz. Y se hace destacable la estructura urbanística, que nos deja calles estrechas con casas cuyos tejados casi se tocan.

La mezcla de culturas árabe, judía y cristina se observa en las sinagogas del Tránsito o de Santa María La Blanca, por lo que se hace de obligada visita, un paseo por la Judería toledana. En este caminar por la historia, no podemos olvidarnos de la Catedral de Santa María, un edificio gótico en tiempos de los Reyes Católicos, o el Alcázar reformado para residencia del emperador Carlos V y actual sede de la Academia de Infantería.

Apenas queda nada de lo que fue el Alcázar en tiempos pasados, porque las fuertes pisadas, los bombardeos continuos y los violentos encuentros de la Guerra Civil lo destruyeron casi por completo, siendo reconstruido posteriormente.

Pero la noche llega a este Toledo iluminado e histórico y se hace hora de descansar. Desde aquí, te invitamos a quedarte en cualquiera de los alojamientos rurales disponibles en los pueblos cercanos, donde disfrutarás  de la naturaleza que envuelve un paisaje con multitud de leyendas.

Antes de regresar a la rutina que nos aleja de esta escapada enriquecedora, debes pasear por la Plaza de Zocodover, uno de los lugares más emblemáticos y concurridos de esta ciudad, y que supone un punto de encuentro para todo el que quiere saborear la gastronomía manchega.

Si tienes la oportunidad de acercarte a la ciudad imperial, no dejes de hacerlo, no sólo para conocer la noche toledana, si no sus días, sus monumentos y su historia, que es también la nuestra.